Poesía lúdica y profunda, de intensos matices míticos, místicos, estéticos y religiosos, Potdevin reconoce en Circe, transformadora de hombres, a la sábila y la caléndula, a la Lilith insaciable, y a la poseedora de todos los velos y de todos los conocimientos. Reconocido en Colombia por la crítica especializada como uno de los escritores más consistentes contemporáneos, el talento multifacético de Philip Potdevin (Cali, 1958) abarca géneros tan dispersos como la novela, el cuento y la poesía.
Este segundo volumen de poesía apareció por primera vez en marzo de 1996, justo cuando escribía mi segunda novela, Mar de la Tranquilidad y en medio del periodo hermético y orientalista que atravesaba en ese momento. Esos acentos están presentes de comienzo a fin y por supuesto, con el leitmotiv del erotismo percutiendo en un ostinato incansable. Por ello hay remisiones recíprocas entre Mar y Mesteres. El rito, el cosmos, el juglar, el tiempo y la hechicera multiforme,
unas veces diosa, otras princesa y otras demonio deambulan erráticos entre las páginas como el vuelo de ese ángel, con un ala rota y la otra mugrosa, que mira todo con una sonrisa escéptica. El hecho de estar cumpliendo veinte años este poemario es razón de más para ponerlo a disposición de los lectores digitales de cualquier rincón del mundo.