Instalación de la mesa de diálogo de paz en La Habana
En los últimos meses, un gran número de periodistas, escritores, profesores e intelectuales de diversas disciplinas han expresado su irrestricto apoyo al proceso de paz que se gesta en la mesa de negociación de La Habana.
Han usado columnas de opinión en periódicos y revistas, blogs, trinos y cuanto medio tienen a su alcance para darle un espaldarazo a la paz. Ha llegado el momento de hacer un esfuerzo colectivo, mayor, para hacerle saber a las partes dialogantes que hay un verdadero interés y un respaldo inmenso a esa apuesta por la paz que tanto necesita el país y la sociedad colombiana. Todos nos merecemos la paz. Todos queremos vivir en un país que pueda cerrar capítulos de horror y abrir puertas de esperanza y reconciliación. Será necesario un proceso de justicia transicional, y de igual modo, avanzar en procesos que nos enseñen de qué manera se puede perdonar y cómo se logra la reconciliación.
Hoy día hay múltiples iniciativas caminando en distintos lugares de la geografía nacional, impulsadas por diversas organizaciones, que están logrando lo que antes parecía imposible: sentar en torno a una mesa a víctimas y victimarios, a ofensores y ofendidos, a las partes armadas, antes irreconciliables, a buscar a través del diálogo, la voluntad y el corazón, la forma de construir una Colombia inclusiva, abierta, con cada vez más justicia social, más equidad y más oportunidades para los colombianos de todas las generaciones.
En tiempos recientes se han vivido numerosos ejemplos de países y sociedades que logran superar decenios de guerra para volverse a unir bajo el sueño común de la hermandad, de la colectividad integrada. Es así como veteranos de diversas guerras civiles están visitando a Colombia desde hace un tiempo para darnos ánimo, para compartir sus experiencias y aprendizajes y para enseñarnos que el único camino hacia una paz duradera comienza con el perdón y la reconciliación.
Es hora de respaldar de manera colectiva, masiva, una iniciativa tan importante, tan trascendental como esta. No hay tiempo de ser indiferente, ni es el momento de sentarse sobre la cerca a esperar qué pasa y luego sí decidir tomar acción. Hay una invitación abierta a escritores, periodistas, profesores, artistas e intelectuales de todo tipo para sumarse a este pronunciamiento colectivo por la paz dialogada. Más allá de nuestras diferencias y criterios, más allá de nuestros círculos de influencia, más allá de los reconocimientos recibidos o por recibir, más allá de cualquier pergamino, título u obra que se ostente es posible unirse a esta iniciativa. Se trata de un grupo de interés importante de la sociedad, aquél que representa un conglomerado de mujeres y hombres con ideas, criterios, y posiciones definidas; tenemos cosas por decir, a través de distintos caminos, bien sea periodísticos, audiovisuales, ensayísticos, poéticos o narrativos.
No es cuestión de protagonismos individuales. Basta un trabajo colectivo, multi-focal, sin egoísmos, para redactar a múltiples manos un documento que se presente a las partes que negocian la paz, con los diversos puntos de vista, inquietudes y planteamientos de parte de este grupo de interés formado por escritores, académicos, periodistas, intelectuales de todas las disciplinas, pasando esas propuestas por el tamiz de la justicia transicional, del perdón y la reconciliación.
El proceso a seguir tiene las siguientes fases: durante las siguientes cuatro a seis semanas, todos quienes deseen adherir al proyecto deben manifestar su intención comunicándose con este blog o al correo Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.. Es posible vincularse con este proyecto de dos formas: como firmante del documento final que se redactará o como miembro de una mesa de trabajo para redactar el documento y luego firmarlo. En seguida se hayan definido los participantes, en cualquiera de las dos modalidades, se convocará a estos segundos para que a través de un trabajo virtual de máximo dos semanas se acuerde el documento final y se envié a todos los interesados en firmarlo. Vencidas tres semanas de ese proceso se procederá a hacer llegar a la mesa de diálogo de La Habana.