La intensidad, el asombro, el vértigo del acantilado que ronda esta obra poética es testimonio de una época en que el autor se debatía entre el éxtasis y el vacío; entre el flotar como el albatros en las corrientes del acantilado y dejarse caer a su lecho rocoso. El abismo es un leitmotiv que ronda al poeta con su simbología profunda y penetrante, N Hay un especial cuidado en su construcción, en su concepción y en su unidad;
Hablar de la propia obra es una tarea ingrata; por supuesto que hay libros más cercanos que otros, en especial con el paso de los años. Quizá eso es lo que sucede con Salto desde el acantilado, mi último libro de poesía que se publicó hace más de quince años, en noviembre del 2001. Y cuando lo retomo, con el fin de ponerlo a disposición de los lectores en esta versión digital no puedo dejar de encontrar una especial afinidad con los poemas allí incluidos. La intensidad, el asombro, el vértigo del acantilado que ronda la obra es testimonio de un época en que me debatía entre el éxtasis y el vacío; entre el flotar como el albatros en las corrientes del acantilado y dejarme caer a su lecho rocoso. El abismo es un leitmotiv que ronda mi vida con su simbología profunda y penetrante, No quisiera ser injusto con el resto de mi obra poética, tan soslayada frente a la narrativa, pero si tuviera que alzar un libro entre todos, no dudo que sería este. Hay un especial cuidado, creo yo, en su construcción, en su concepción y en su unidad; pero es, naturalmente, al lector a quien cabe cualquier opinión.